Independientemente
de lo que se piense del bolchevismo, es innegable que la revolución
rusa es uno de los grandes acontecimientos de la historia de la
humanidad, y la llegada de los bolcheviques al poder, un hecho de
importancia mundial.

John Reed, Diez días que estremecieron el mundo
Antes de la revolución, Rusia era
un país altamente atrasado y muy dependiente del capital extranjero
(Inglés, francés y alemán), de sus 150 millones de habitantes 110 de
estos eran campesinos, solo 10 millones pertenecían a la clase obrera,
la desigualdad entre los terratenientes y los campesinos pobres era
brutal: 30,000 terratenientes poseían la misma cantidad de tierra que 10
millones de familias campesinas, el 70% de la población era analfabeta,
las revueltas campesinas no eran cosa rara y estas a su vez eran
reprimidas sangrientamente por las fuerzas del ejército zarista.
El capitalismo entró tarde en
escena en Rusia, de hecho era una combinación sin precedentes en la
historia moderna: por una parte en el campo aun existían relaciones de
producción semifeudales mientras que en las ciudades la rápida
industrialización creo una nueva clase social que tuvo que aprender bajo
la dura experiencia de la vida lo que significaba la verdadera
naturaleza de clase de los capitalistas.
La revolución de 1905
Las condiciones materiales estaban
dadas para que en cualquier momento el descontento general se
manifestara, solo faltaba un detonador que hiciera surgir a la
superficie la rabia contenida por los trabajadores y esto fue la masacre
conocida como el domingo sangriento, una manifestación pacífica la cual
estaba dirigida por un sacerdote y en la que aun las masas manifestaban
sus esperanzas que el zar pudiera mejorar la paupérrima vida de los
campesinos y los trabajadores, ante las peticiones del pueblo ruso el
zar respondió con el fuego de las bayonetas.
Rápidamente la situación cambio,
las expectativas en el zar se desplomaron y los trabajadores entraron en
escena, la huelga general se extendió a todos los niveles, se paralizó
la industria, el transporte y los telégrafos, los campesinos tomaron las
tierras, sin embargo el mayor paso que dieron adelante los trabajadores
fue la creación de los Sóviets (consejos obreros) que iniciaron como
comités de lucha pero que terminaron asumiendo las tareas de conducción
estatal.
Si la revolución no triunfó fue
porque no pudo ganarse el apoyo decisivo de los campesinos, que en el
mejor de los casos permanecieron al margen de la lucha en las ciudades,
de esta forma el zarismo pudo utilizar al ejército (que estaba
alimentado de bases campesinas) para aplastar la insurrección, la etapa
de reacción había iniciado, no fue hasta 1911-12 que la oleada
revolucionara alcanzó un nuevo auge.
1917, los bolcheviques y la toma del poder
El estalinismo intentó presentar
1917 como un proceso ininterrumpido de victorias del bolchevismo y de la
clase obrera, esto no fue así, un estudio a profundidad de los
acontecimientos nos demuestra que las masas rusas tuvieron que pasar por
la dura escuela de la vida, aunque hubo un periodo de auge huelguístico
en 1911-12 el estallido de la I guerra mundial cortó bruscamente este
proceso, la ola chovinista que la acompañó desoriento en un primer
momento a la clase obrera; las derrotas en el frente, el
desmantelamiento de la industria, la precarización de la economía así
como la convivencia en el frente de soldados campesinos y obreros
(muchos de los cuales habían sido enviados como castigo por su
participación en las huelgas) fue un nuevo impulso para la
cristalización de todo el descontento.
1917 inicia con un nuevo periodo
huelguístico, el 23 de febrero (según el viejo calendario) en el día
internacional de la mujer trabajadora 90,000 obreras y obreros se
declararan en huelga esto a pesar del llamado de las organizaciones
obreras a no salir a las calles ante el temor de represión, el día 24
casi la mitad de los obreros de San Petersburgo se fueron a huelga, el
grito inicial de “pan” es superado por el de “abajo la autocracia” y
“abajo la guerra”, al día siguiente ya hay 240,000 obreros en huelga,
miles de trabajadores se toman las calles, desarman a la policía, el día
26 el ejército y la policía reprime a los obreros, a pesar de esto los
trabajadores no retrocedían, los soldados comienzan a vacilar ante el
ímpetu de los trabajadores y esto los anima aún más, el día 27 los
soldados se comienzan a sublevar, los vientos de la revolución habían
llegado a las bases del ejército, no está de más, muchos de ellos no
soportaban al régimen y la combatividad de los trabajadores los habían
empujado a tomar una postura de clase (no hay que olvidar su origen
campesino). El 28 los trabajadores cae la fortaleza de Pedro y Pablo,
los trabajadores han derrocado al zarismo.
A
pesar de esto los bolcheviques no tenían claridad de como intervenir,
si bien es cierto que los trabajadores habían derrocado al zar fue la
burguesía liberal la que en un inicio se puso al frente del nuevo
gobierno, la mayoría de la dirección bolchevique defendía la idea de la
“revolución democrática burguesa”, no fue hasta la llegada de Lenin en
Abril que el partido dio un giro a su política (no sin antes una lucha
por parte de Lenin que el partido girara), Lenin retomando la
experiencia de 1905 y ante la situación de doble poder en la que se
encontraba Rusia (por un lado el gobierno provisional que cada día se
desprestigiaba más ante las masas sobre todo después de las jornadas de
Julio y por el otro los trabajadores quienes organizados nuevamente en
los Sóviets estaban al frente realmente de la sociedad rusa) que llama a
desconfiar de la burguesía liberal y que el poder pasara directamente a
los Sóviets, sin este cambio de política la revolución hubiera sido
derrotada.
Los trabajadores debían tomar el
poder, el gobierno provisional no tenía ninguna autoridad ante las
masas, sin embargo la contrarrevolución aun tenia aliados, el Comité
ejecutivo de los Soviets estaba controlado por elementos conciliadores,
Lenin en consonancia con los Soviets más avanzados (como el de
Petrogrado) exigían al comité la convocatoria del segundo congreso de
los Sóviets, en este se plantearía la Insurrección y toma del poder
directo de los Sóviets, pero esta decisión solamente podía emanarse del
congreso, esto es una respuesta directa para callar las bocas de
aquellos que sostienen que la revolución no fue un acto democrático,
ante la presión y no luego de aplazar lo máximo posible el congreso el
comité ejecutivo convoca en un primer momento para el 20 de Octubre sin
embargo ellos mismos intentan boicotearlo, los bolcheviques estaban
preparados y comenzaron una campaña de agitación explicando la necesidad
del congreso, este llamado hace eco en los trabajadores, ante la
presión se decide convocar para el 25.
Un día antes de celebrarse el
congreso, el gobierno provisional decide disolver el Comité Militar
Revolucionario (CMR, que agrupaba a 200,000 soldados, 40,000 guardias
rojos y decenas de miles de marineros, al frente de este estaba León
Trotsky) y prohibir la prensa bolchevique, no se hizo esperar la
respuesta del CMR: armados defendieron las imprentas, ordenan al buque Aurora
que atraque frente al Palacio de Invierno, llaman a los ferroviarios y
soldados a inmovilizar las tropas contrarrevolucionarias que se dirigen a
Petrogrado, defendieron el Instituto Smolny (sede del Soviet de
Petrogrado y del partido Bolchevique), 24 horas después el Palacio de
Invierno era tomado derrocando al gobierno provisional.
El 25 de Octubre (7 de noviembre
según el nuevo calendario) el II congreso Panruso de los Soviets toma el
poder de manos del CMR, instaurándose de esta forma el primer gobierno
obrero de la historia.
Hay quienes intentan hacernos creer que la revolución fue un “golpe de Estado” perpetuado por “Lenin y sus secuaces”, ¡nada
más falso!, la revolución soviética tuvo una participación activa de la
aplastante mayoría del pueblo ruso (no sin antes haber tenido que pasar
por duras experiencias como las jornadas de Julio de 1917 o
anteriormente la fallida revolución de 1905), como bien explica Trotsky
en el prólogo de La historia de la revolución rusa: “El
rasgo característico mas indiscutible de las revoluciones es la
intervención directa de las masas en los acontecimientos históricos. En
tiempos normales, el Estado, sea monárquico o democrático, está por
encima de la nación; la historia corre a cargo de los especialistas de
este oficio: los monarcas, los ministros, los burócratas, los
parlamentarios, los periodistas, pero en los momentos decisivos, cuando
el orden establecido se hace insoportable para las masas, estas rompen
las barreras que las separan de la palestra política, derriban a sus
representantes tradicionales y, con su intervención, crean un punto de
partida para el nuevo régimen. Dejemos a los moralistas juzgar si esto
está bien o mal. A nosotros nos basta con tomar los hechos tal como nos
los brinda su desarrollo objetivo. Las historias de las revoluciones es
para nosotros, por encima de todo, la historia de la irrupción violenta
de las masas en el destino de sus vidas”.
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